Es indiscutible el parentesco de nuestro patrimonio lingüístico con el asturiano, aunque este parentesco se pueda interpretar de diferentes maneras. En la comunidad autónoma vecina la situación lingüística, aunque lejos de ideal, es más halagüeña que en Cantabria; ahí la llingua ha alcanzado algunos espacios de relativa normalidad, con cierta actividad académica a su alrededor. Presentamos una selección de extractos de entrevistas publicadas en la revista en línea Alcuentros a dos personalidades de la lingüística asturiana: Xulio García Fernández y Xosé Lluis García Arias, que expresan opiniones diversas al respecto de nuestra realidad lingüística.
Entrevista a Xulio García Fernández
A- […] ¿Cree que dichas variedades (las cántabras) podrían tener cabida en el denominado dominio lingüístico astur-leonés?
X- En mi opinión, las variedades de Cantabria son modalidades constituidas a partir de la adaptación local del latín, aunque históricamente dependientes de una norma supralectal referencial, que es la que venimos en considerar castellano. Naturalmente esa dependencia determina a la larga una fuerte regresión de los usos más locales y eso debiera evitarse por bien de la propia identidad lingüística cántabra y de la diversidad lingüística en general. En cuanto a su consideración como parte del dominio asturiano, sinceramente, no acabo de verla. Evidentemente, los paralelismos en ciertos aspectos son notabilísimos y pueden responder, como muy bien dices, a una realidad histórica marcada, en algunos momentos, por una fuerte relación entre Asturias y Cantabria, pero la historia no es algo estático, sino cambiante y, sin haberse roto nunca del todo esa interralación entre nosotros, es evidente que a partir de un momento dado, las corrientes normativas dominantes en Cantabria fueron exclusivamente propias del castellano. En cualquier caso, abordemos la realidad cántabra desde una perspectiva digamos castellanista o asturianista, entiendo que siempre debe considerarse que ésta tiene valor en sí misma […].
A- En su obra La formación histórica de la llingua asturiana considera la modalidad lingüística presente en los valles pasiegos como un polo arcaizante dentro del denominado dominio lingüístico astur-leonés. ¿Cuál es, a grandes rasgos, el recorrido histórico de esta modalidad ubicada en el extremo oriental de Cantabria? […]
X- No veo estrictamente el pasiego como un polo arcaizante del asturiano-leonés: lo veo, en todo caso, como una modalidad lingüística muy conservadora en algunos rasgos relevantes que, en su caso, pudiera remitir a une stadio lingüístico protorromance desde el que poder explicar también determinadas soluciones análogas presentes también en el asturiano. Pero estamos hablando de una época en la que, estrictamente, aún no tendría sentido hablar ni de asturiano ni de castellano. Desde luego, alguno fenómenos pasiegos ponen a prueba la adscripción presente de esa variedad a uno u otro diasistema […]
A- A modo de conclusión, ¿cree que en Cantabria contamos con las suficientes potencialidades (corpus léxico, gramatical, etc.) como para poder esperar un detonante (proceso de normalización) que aúne todas las modalidades bajo una norma de referencia común?
X- En principio, no hay nada que impida algo así ni en Cantabria ni en ningún otro sitio. Como acabo de decir, son circunstancias históricas que pueden darse como no darse. Pero eso sí, el detonante difícilmente va a ser nunca nada específicamente idiomático sino más bien alguna circunstancia de carácter extralingüístico que, en todo caso, habrá de ser lo suficientemente poderosa como para determinar la voluntad en tal sentido entre la comunidad de hablantes.
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Entrevista a Xosé Lluis García Arias
A- ¿Cree usted que en Cantabria queda suficientemente probada la existencia de una serie de rasgos que se retrotraen a un estadio lingüístico protorromance paralelo al que, en su área de influencia correspondiente, acabó decantándose con el paso del tiempo en asturiano o cualquier otra lengua peninsular?
X Ll- Es evidente que hoy en Cantabria se detectan numerosos fenómenos que pertenecen a un estadio previo a la castellanización actual y que no responden al modelo castellano. Esto fue detectado por Menéndez Pidal que en su temprano trabajo de 1906, “El Dialecto Leonés”, ya consideraba a Cantabria dentro del grupo lingüístico astur-leonés. Algunos de esos rasgos, evidentemente, pueden ser compartidos con otros dominios e incluso con algunas variantes del castellano. Pero sobre esa base lingüística inicial se superpuso una fuerte castellanización que fue borrando los rasgos primigenios sustituyéndolos por otros. Los trabajos de Penny sobre el Valle del Pas y sobre Tudanca, así como otras aportaciones, siguen poniéndolo de manifiesto. Desde el punto de vista asturiano es obvio que toda una serie de rasgos lingüísticos, hoy vivos en el asturiano hablado, penetran más allá del río Deva y hacen que toda una serie de palabras, usos gramaticales y toponimia ofrezcan un notorio aire de familia con el dominio lingüístico astur. Ese aire de familia, de todas maneras, cada día se desdibuja más por la presión castellanizante que pretende uniformar de acuerdo con modelos en principio ajenos.
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